No matarás
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No codiciarás la casa de tu prójimo; no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de tu prójimo.
Éxodo 20:17
¿Cómo manda Dios a amar al prójimo? Guardando nuestro corazón de la codicia y los malos deseos.
Todos los mandamientos de la ley que tienen que ver con amar al prójimo están relacionados con mandatos expresos sobre asuntos externos en primera instancia, pero este es el único mandamiento que se refiere no algo externo sino a las dinámicas del corazón. Si bien es cierto que nuestros pensamientos están involucrados en cada violación de la ley, este mandato hace un énfasis directo sobre ellos y nuestros deseos.
Es Jesús mismo quien dijo: Pues del corazón salen los malos pensamientos, el asesinato, el adulterio, toda inmoralidad sexual, el robo, la mentira y la calumnia.
Por lo que guardar nuestro corazón de malos deseos es la mejor manera que podamos encontrar de amar al prójimo. El proverbista Salomón lo puso en estas palabras: hijo mío, sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón porque de él mana la vida.
Tal vez pensemos que al no estar infringiendo una ley que alguien puede ver este pecado no es tan grave, pero es precisamente por eso que debemos estar alerta, porque es finalmente el inicio de todos los demás pecados.
Codiciar es anhelar algo con vehemencia, y aunque no es malo si se trata de cosas buenas, ella cobra un sentido negativo cuánto es dirigida a cosas que no son nuestra propiedad, aquellas que pertenecen al prójimo por naturaleza y extensión.
Creo que gran parte de este mal es por falta de contentamiento en nuestros corazones. Es la raíz de la envidia dañina al fin y al cabo; es no estar satisfecho con aquello que Dios nos ha provisto y pensar que somos más merecedores que nuestro prójimo de poseer las cosas que ellos tienen. La codicia nace de una sobreestimación de quiénes somos y lo que merecemos, pero si algo nos recuerda el Evangelio es que lo único que merecemos es el justo juicio De Dios por causa de nuestro pecado y es Alí donde la gracia aparece, donde Jesús aparece siendo suficiente no solo para llevar nuestra deuda sino para llevarnos a estar completos en él y ya no querer ni desear nada más que él.
Bendito sea el Señor, que él nos ayude a vivir a la sombra de su ley y deleitándonos en su verdad.,
Para meditar y profundizar, 1 Tim 6:3-19
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Un día a la vez es un devocional diario de la palabra de Dios y centrado en el Evangelio, en la voz del pastor Jacobis Aldana. Este es un programa de Iglesia Bíblica Soberana Gracia. Santa Marta, Colombia.
Un Dia A la Vez 17 septiembre, 2020
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